El término Industria 4.0 fue acuñado durante la Hannover Messe de 2011 (una de las ferias, por no decir la feria más importante del mundo de la automatización de procesos industriales); su explicitación tuvo, y sigue teniendo, un doble objetivo: establecer una tendencia de desarrollo en ámbito tecnológico para componentes y sistemas que intervienen en la producción industrial ya existentes desde hace varios años, delineando sus límites con precisión; fijar un objetivo a perseguir en las innovaciones futuras en el mismo ámbito.
El término se refiere al advenimiento de la cuarta revolución industrial: así como las primeras tres revoluciones tuvieron origen por la coyuntura de innovaciones tecnológicas, las nuevas necesidades del mercado y la necesidad de consolidación de segmentos enteros industriales que compiten entre sí, la cuarta revolución sigue también, desde estos puntos de vista, las huellas de las anteriores.
La tercera revolución marcó la entrada de la information technology en el ámbito industrial: la potencia y la velocidad de cálculo de los ordenadores apoyó la introducción y la integración de nuevas tecnologías como los robots antropomórficos (de brazo articulado), que aumentaron considerablemente la capacidad productiva marcando a la vez nuevos estándares cualitativos de las mercancías.
La cuarta revolución industrial es la revolución de la conectividad y de los big data (datos masivos): los ordenadores y las máquinas supeditadas directamente a ellos evolucionan de sistemas cerrados a sistemas interconectados gracias a Internet (hablamos de IoT, Internet of Thing, objetos conectados entre sí por la red); los datos generados son recogidos, analizados y elaborados en forma cruzada por sistemas informáticos (a menudo instalados en plataformas cloud) para, a continuación, ser redistribuidos hacia todos los actores involucrados en la cadena del valor, ya sean hombres o máquinas, para maximizar la eficacia de la producción (estamos hablando de Smart Industry). Junto a estas tecnologías, evoluciones de las que ya habían caracterizado la revolución industrial precedente, han aparecido otras nuevas como las impresoras 3D, los dispositivos que utilizan la realidad aumentada y los sistemas de virtualización.
La Industria 4.0 intenta responder a 5 necesidades principales que cada vez más se caracterizan como la piedra angular de la competitividad entre empresas a nivel global:
- Mayor flexibilidad en la producción de pequeños lotes, quizá personalizados según las necesidades del cliente, a costes comparables con los de la gran producción en serie
- Mayor velocidad de desarrollo de productos nuevos gracias al prototipado rápido
- Mayor productividad gracias a la disminución del tiempo de ajuste, a la reducción de errores y de paradas de máquina
- Mayor calidad mediante el análisis de toda la producción en tiempo real gracias a sensores y recopilación de datos elaborados al instante
- Mayor competitividad gracias a productos de altísimo valor añadido