El tema del ahorro energético en los circuitos que utilizan aire comprimido no es de por sí nuevo; ya desde hace tiempo se han redactado directrices precisas que respaldan la evaluación de los costes y las posibilidades de ahorro, se han establecido reglas de diseño de las instalaciones, se han elaborado buenas prácticas para el mantenimiento de los mismos y se han estudiado productos específicos para favorecerla y aportar, a quien debe pagar los recibos, ventajas concretas a nivel económico y, por extensión, resultados concretos para proteger nuestro ecosistema.
La evaluación de los costes y de las posibilidades de ahorro es un aspecto particular que precede, acompaña y cierra los temas más estrictamente técnicos relacionados con el aire comprimido; es fundamental para decidir cuántas y qué inversiones realizar para que sea posible tener un beneficio económico en materia de ahorro de energía, pero es un traje a medida que debe ser confeccionado tomando las medidas directamente en el lugar en el que el aire comprimido se produce y utiliza. Las variables son muchas y van desde el coste de la energía hasta las ayudas económicas que los actores institucionales ofrecen a las empresas para incentivar el ahorro energético (véanse certificados blancos y ESCo), desde la edad de las instalaciones y desde los consiguientes costes de mantenimiento hasta el valor percibido del tema del ahorro energético en un determinado mercado de referencia en el que una posible máquina automática puede ser vendida y que se puede traducir en un margen real para la empresa que produce la maquinaria. En cualquier caso, son muy significativas y por supuesto un buen punto de partida, las cifras medias de coste de producción del aire comprimido: van desde 0,015 €/Nm3 a 0,030 €/Nm3 y tienen principalmente en cuenta los costes energéticos para el funcionamiento de los compresores y la relación entre el aire comprimido producido por estos últimos y el aire comprimido realmente utilizado para efectuar trabajos en los puntos de consumo.
Desde un punto de vista más estrechamente técnico, el tema del ahorro energético se desde afrontar dividiendo las instalaciones que utilizan aire comprimido en tres bloques principales, cada uno con sus características y su problemática en materia de optimización:
- el bloque de generación del aire comprimido: compresores y fuentes de energía que los alimentan
- el bloque de la distribución del aire comprimido: diseño de las líneas de distribución, construcción y sus componentes
- el bloque de los puntos de consumo: en el que el aire comprimido genera el trabajo útil para la aplicación
Esta subdivisión es válida tanto para las instalaciones entendidas como líneas de distribución, o lo que es lo mismo, las que se encuentran en la mayoría de los talleres y de las instalaciones de producción que llevan el aire comprimido a las máquinas automáticas, a las herramientas neumáticas, a las pistolas de aire comprimido, etc., como para los circuitos que distribuyen el aire dentro de las máquinas automáticas, que pueden ser entendidos como sistemas de distribución y puntos de consumo autónomos.
Reduciendo el tema de debate a la distribución del aire dentro de las máquinas automáticas, son muchos los productos que pueden encontrarse en el mercado en materia de ahorro de energía destinados a hacer un seguimiento y optimizar los consumos; otra cosa es si estamos hablando de ahorro de aire comprimido en lo puntos de consumo: aquí el panorama de las soluciones no resulta especialmente amplio, seguramente como consecuencia de cuestiones técnicas y relacionadas con los costes de componentes específicos que a menudo no justifican las inversiones con relación a su nivel de ahorro.
Entre los puntos de consumo principales por presencia numérica e importancia a nivel de consumos de aire comprimido que podemos incluir dentro de las máquinas automáticas tenemos los cilindros neumáticos.
¿Es posible utilizar parte de la energía del aire comprimido que se descarga por el cilindro para realizar otro trabajo?
¿Es posible optimizar el funcionamiento del cilindro según el trabajo que debe realizar para disminuir el consumo de aire?
¿Es posible identificar de manera sencilla y precisa posibles pérdidas en la parte del cilindro o en la parte de la válvula para intervenir rápidamente y limitar el derroche de aire?
En caso de que hubiera efectivamente pérdidas, ¿es posible limitar las pérdidas de aire de manera eficaz hasta la intervención de mantenimiento o sustitución?
La respuesta a estas y a otras preguntas es sí y se llama CROV_DS, un producto único en su género que les invitamos a descubrir aquì.